Si en EE.UU. se contabilizaran como parados 9,3 millones de trabajadores involuntarios a tiempo parcial la tasa de paro se situaría en el 15,6%.

Tal vez deberían decirnos los defensores de la "flexibilización del mercado laboral", los de las "reformas estructurales en el mercado laboral" que les parece este dato. Un mercado laboral tan tremendamente flexible como el norteamericano se situaría en el 15,6% de parados si contabilizamos como parados el equivalente de toda esa gente que trabaja involuntariamente 2 ó 3 horas debido a la precaria situación económica en que viven.
La pérdida del seguro médico es una carga típicamente americana que se añade al drama del paro. A diferencia de Europa, en este país no hay sanidad pública a no ser que se sea muy pobre, se tenga más de 65 años o menor y se califique para programas de asistencia estatal. Los seguros son tan caros que resultan imposibles de costear mientras se cobra el paro, y todo ello en una economía tan industrial y versátil como la norteamericana. Las ventas de medicinas están cayendo y se han disparado las de vitaminas, que no requieren receta. Es decir, se va menos al médico y se procura tener una mejor resistencia física ante la enfermedad. Es el momento de cruzar los dedos y rogar porque nadie en la familia tenga una apendicitis que de la puntilla económica al hogar.
A pesar de estimarse que se ven señales positivas en la economía se estima que el último eslabón será la recuperación del empleo. No parece que las recetas neocons que aplicara el ínclito Busch hayan suritdo el efecto que se nos baticina por determinados sectores.
Léelo en CINCO DÍAS "La otra cara del desempleo en EE UU"