EL IPC EN ALMERÍA BAJA UN 1,4% HASTA QUEDARSE EN EL 2%

EL IPC BAJA EN ESPAÑA UN 1,2% HASTA QUEDARSE EN EL 2,4% Y BAJA EN ALMERÍA UN 1,4% HASTA QUEDARSE EN EL 2%, lo que supone para España reducir a 3 décimas el diferencial con la Zona Euro cuando se ha movido tradicionalmente en el entorno del 1,2%; en el caso de Almería supone que el IPC se sittúa 4 décimas por debajo de la media española y una décima por debajo de la tasa de la Zona Euro. Estos datos tienen su origen en dos factores fundamentales: la caída del precio del petróleo y disminución de los tipos de interés por el lado de la oferta (formación de precios por reducción de costes) y la crisis financiera internacional productora de la disminución de la oferta monetaria y la consecuente caida de la confianza del consumidor que, a su vez, provoca la contración de la demanda.
La inflacción subyacente se sitúa en el 2,7% y 2,4% en el caso español y almeriense respectivamente.
Para el caso de España y Almería lo importante es el diferencia de IPC con la Zona Euro, esto significa una mayor competitividad de nuestros productos en esta zona, 0,3% y -0,1% respectivamente. Queda como elementos para la reflexión y estudio la mayor "volatilidad" de la economía española y almeriense en cuestión de precios y empleo, de lo que se puede deducir la importancia de nuestras importaciones energéticas (petróleo) en la fomación de costes, la inestabilidad laboral de nuestro tejido productivo que con rapidez se desprende de costes laborales por la vía del despido formal e informal (observese que países como Alemania y Francia están en PIB más negativos que los de España, aunque vengan de PIB menos elevados - España en el entorno del 4%, Francia y Alemania en el entorno del 2,5%- y sin embargo, en ellos la destrucción del empleo es menor).
La contracción en la demanda produce disminución de la oferta y caida de empresas con la consiguiente destrucción de empleo. El modelo económico de España no es netamente industrial, de empresas de gran dimensión, más proclive a protección laboral de los trabajadores, de producción no estacional como la agricultura y los servicios, por tanto comparativamente la economía española es más flexible laboralmente que los países antes citados aunque la patronal siga insistiendo en una mayor flexibilización del mercado laboral. La inseguridad laboral provoca contracción de la demanda interna y disminuye la productividad del factor trabajo. El reto es el de producir flexibilidad laboral a la vez que seguridad laboral.